Armenia y la Federación Rusa:
Un Viraje Político en un Contexto de Crisis Interna
De Tadeo Casteglione
Especialista invitado
Periodista e investigador en Relaciones Internacionales y Análisis de Conflictos. Diplomado en Geopolítica (ESADE) e Historia de Rusia (Universidad Estatal de Tomsk).

En los últimos meses, Armenia ha protagonizado una serie de giros políticos significativos que han alterado su tradicional relación con la Federación Rusa, uno de sus principales aliados. El presidente Nikol Pashinian ha llevado a cabo un viraje hacia Occidente, buscando una mayor integración de Armenia en la Unión Europea (UE), lo cual ha generado un enfriamiento progresivo de las relaciones con Moscú.
A este proceso se suma las continuas declaraciones de Armenia contra la Federación Rusa sumado también al malestar interno en Armenia tras la entrega de Nagorno Karabaj, reconociendo a este territorio como parte integral de Azerbaiyán. Es necesario comprender estos giros desde una perspectiva internacional y doméstica, considerando tanto las implicaciones en la política exterior de Armenia como los efectos en su deplorable y complicada situación interna.
Viraje hacia Occidente
El primer signo del giro de Pashinian hacia Occidente fue el creciente acercamiento de Armenia a la UE. En los últimos años, el presidente ha expresado su deseo de que Armenia se integre más estrechamente con Europa, lo cual se refleja en su postura de distanciarse de las alianzas tradicionales, como la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) y la Unión Económica Euroasiática (UEEA), entidades lideradas por Rusia. Este acercamiento se ha consolidado con visitas diplomáticas y acuerdos de cooperación, especialmente en el ámbito económico y político, buscando contrarrestar la influencia rusa en la región del Cáucaso.
Por otro lado, Pashinian también ha intensificado sus relaciones con Washington, con un enfoque en fortalecer los lazos con Estados Unidos. Este acercamiento a Occidente ha sido evidente en diversas declaraciones de apoyo a las políticas estadounidenses en la región y en la crítica a la intervención rusa en países vecinos. Armenia, bajo el liderazgo de Pashinian, ha favorecido una alineación más cercana con los intereses geopolíticos de Occidente, lo cual ha sido interpretado como un alejamiento de la dependencia de Rusia, que históricamente ha sido el principal respaldo de Armenia en su conflicto con Azerbaiyán sobre Nagorno Karabaj.
Vale la pena resaltar que el acercamiento de Pashinian a Occidente se coincide con el aumento de los flujos económicos de ONG y de sectores del poder blando occidental que han buscado minar de manera constante la confianza entre el gobierno de la Federación Rusa y los países soberanos del Cáucaso tal fue así también el conflicto artificial creado por Georgia contra Rusia en Osetia y Abjasia.
La Cuestión de Nagorno Karabaj
La situación en Nagorno Karabaj ha evolucionado en los últimos años de manera trágica para Armenia, no solo debido al conflicto territorial con Azerbaiyán, sino también por la irresponsabilidad y la traición política del presidente Nikol Pashinian. La decisión de Pashinian de desatender las dinámicas geopolíticas complejas que rodean el conflicto ha tenido repercusiones devastadoras para Armenia, especialmente en lo que respecta a la integridad territorial del país.
En lugar de fortalecer las alianzas con los actores regionales, especialmente con Rusia, Armenia, bajo la dirección de Pashinian, ha buscado alinearse cada vez más con Occidente, dejando de lado el papel histórico de Rusia como mediador en el conflicto de Nagorno Karabaj. Pashinian, en su afán de acercarse a la Unión Europea y desvincularse de la influencia rusa, ha adoptado políticas que han puesto en peligro la seguridad y la estabilidad de su propio país. La administración de Pashinian no solo subestimó las consecuencias de su viraje hacia Occidente, sino que también ha tratado de desvincular a Armenia de la solución del conflicto, culpando a Rusia por los desarrollos negativos en la región, a pesar de que Moscú ha sido un actor crucial en los esfuerzos para la mediación en el pasado.
El resultado final de esta crisis es la recuperación total de Nagorno bajo el dominio azerí, esto no es consecuencia de una estrategia fallida por parte de Rusia, como Pashinian ha intentado hacer creer, sino de la incapacidad y la falta de previsión del liderazgo armenio, que ha colocado a su país en una posición vulnerable. El conflicto de Nagorno Karabaj no es un asunto que Rusia haya provocado o sobre el cual tuviera el control absoluto, pero Pashinian, al desmantelar las estructuras de apoyo mutuo con Moscú, ha dejado a Armenia completamente expuesta a las tensiones con Azerbaiyán. De esta manera, Pashinian ha intentado trasladar la responsabilidad de su propia gestión fallida a la Federación Rusa, sin reconocer que la verdadera causa del agravamiento de la situación es su propia traición a los intereses nacionales y su incompetente manejo de las relaciones internacionales.
La Misión Europea: De Observadores a Presencia OTAN
En el marco de la continua tensión entre Armenia y Azerbaiyán, la presencia de observadores de la Unión Europea (UE) en la frontera entre ambos países ha generado una controversia significativa. Azerbaiyán, bajo el liderazgo del presidente Ilham Alíev, ha expresado su malestar ante lo que considera una expansión de la influencia de la OTAN en la región del Cáucaso, bajo la fachada de una misión europea.
De esta manera el presidente Ilham Alíev ha sido explícito en señalar que la presencia de "observadores" de la Unión Europea en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán no es más que un pretexto para el despliegue de infraestructura de la OTAN. En una entrevista con el grupo mediático ruso VGTRK, Alíev detalló cómo la misión europea, acordada en 2022, comenzó con un número limitado de observadores, pero rápidamente se expandió más allá de lo acordado inicialmente. La misión de la UE, que fue acordada en una cumbre con el primer ministro armenio Nikol Pashinian, el presidente del Consejo Europeo Charles Michel, y el presidente de Francia Emmanuel Macron, tenía como objetivo supervisar la situación en la frontera, pero pronto se convirtió en una presencia permanente sin el consentimiento de Azerbaiyán.
En su relato, Alíev destaca que la misión fue extendida más allá de los dos meses inicialmente acordados, con un aumento significativo en el número de observadores, que llegaron a superar las 200 personas. A su juicio, esta misión fue transformada gradualmente en una misión de la OTAN, especialmente cuando se unieron representantes de Canadá, país miembro de la alianza militar occidental. Según el presidente azerbaiyano, este desarrollo refleja un intento de la UE de consolidarse en Armenia con motivaciones geopolíticas, y no con el objetivo genuino de promover la paz en el Cáucaso.
La expansión de la misión de la UE no ha sido vista con buenos ojos por Azerbaiyán, ya que, según Alíev, el despliegue de observadores europeos en territorio armenio busca reemplazar el papel de Rusia como principal garante de la seguridad en la región. Moscú, históricamente aliado de Armenia y mediador en el conflicto de Nagorno Karabaj, ha visto este desplazamiento de la UE como un intento de reducir su influencia y, posiblemente, de aislar a Rusia de la región del Cáucaso.
Además, Alíev y otros funcionarios azeríes han acusado a la UE de actuar en intereses ajenos a la estabilidad de la región, priorizando sus propios objetivos estratégicos y geopolíticos. La presencia de Canadá, un miembro de la OTAN, es vista como un claro indicio de que esta misión, inicialmente humanitaria y de observación, ha sido cooptada por la agenda de la OTAN, lo que aumenta las tensiones entre Azerbaiyán, Armenia y sus respectivos aliados.
Rusia, a través de la portavoz de su Cancillería, María Zajárova, ha expresado su preocupación por la creciente presencia de la UE en Armenia, interpretando estos movimientos como un intento de consolidación geopolítica para debilitar el papel de Rusia en la región y usar a actores regionales como Armenia como ariete contra Rusia. Moscú ha señalado que la misión de la UE no está orientada a la resolución del conflicto, sino que es un intento de desplazar a Rusia de su rol histórico como garante de la seguridad y mediador en el Cáucaso. En este contexto, la relación entre Armenia y Rusia se ha visto gravemente afectada, ya que el presidente Pashinian ha mantenido su acercamiento a Occidente, mientras que el papel de Rusia en la seguridad de Armenia se ha debilitado.
Por otro lado, la expansión de la misión europea también se enmarca en la competencia geopolítica más amplia en la región. Azerbaiyán, aliado de Turquía, y Armenia, con su inclinación hacia Europa, están en el centro de una lucha de poder que involucra a las grandes potencias: Rusia, la UE y los Estados Unidos. Este contexto hace que cualquier acción que implique el desplazamiento de actores tradicionales como Rusia sea vista como un desafío directo a su influencia en una de las regiones más estratégicamente sensibles del mundo.
La Crisis Interna: Pobreza y Descontento Social
A nivel interno, la situación en Armenia es cada vez más compleja. La pobreza ha aumentado considerablemente en los últimos años, y la economía del país se encuentra en una situación de estancamiento. La frustración de la población ha crecido, especialmente ante la falta de avances económicos tangibles, a pesar de las promesas del gobierno de Pashinian de llevar a Armenia a una mayor prosperidad a través de su acercamiento a Occidente.
Además, la crítica a la gestión de Pashinian ha crecido debido a su estilo de gobierno, acusado de corrupción. En particular, se le ha señalado por poseer una mansión de lujo en Londres, lo cual ha generado un fuerte rechazo social, pues muchos armenios lo consideran un símbolo de la desconexión entre el liderazgo político y las dificultades económicas de la población. La creciente desigualdad social, junto con un gobierno percibido como corrupto y desinteresado por las preocupaciones populares, ha alimentado un descontento generalizado que podría desembocar en mayores protestas y disturbios.
Relaciones con Rusia: Hostilidad y Rechazo Popular
La creciente hostilidad contra Rusia, especialmente contra el pueblo ortodoxo ruso, ha sido otro factor clave en la creciente inestabilidad de Armenia. Muchos armenios, que comparten una profunda afinidad religiosa y cultural con los rusos, se han sentido desconectados de la postura de Pashinian, que ha optado por una política más hostil hacia su vecino. Esta política ha sido recibida con rechazo por parte de una gran parte de la población, que ve a Rusia no solo como un aliado estratégico en términos de seguridad, sino también como un socio histórico y cultural.
En línea con su acercamiento a Occidente, Armenia ha comenzado a buscar formas de abandonar la OTSC, una alianza militar liderada por Rusia. Esta es una de las decisiones más trascendentales del gobierno de Pashinian, pues implica una desconexión con su principal socio estratégico en la región, lo cual podría tener repercusiones significativas en términos de seguridad. Pashinian también ha expresado su intención de diferenciarse de la UEEA, la organización económica que promueve la integración de los países exsoviéticos bajo la influencia rusa.
El abandono de estas instituciones es una clara señal del deseo de Armenia de alejarse de la órbita rusa y de buscar nuevas alianzas que mejor se alineen con sus intereses geopolíticos. Sin embargo, este cambio no está exento de riesgos, ya que Armenia podría enfrentar la desestabilización interna y las presiones externas de actores regionales como Azerbaiyán y Turquía teniendo presente aún la falta de definición del estratégico corredor de Zangezur.
El viraje de Armenia hacia Occidente y su distanciamiento de Rusia refleja no solo una estrategia geopolítica en un contexto de creciente polarización internacional, sino también las dificultades internas del país, que se enfrenta a una crisis económica y social sin precedentes.
De esta manera el rechazo hacia Pashinian y las tensiones con Rusia podrían desencadenar un período de incertidumbre para el país, cuya estabilidad dependerá de su capacidad para navegar estos cambios sin caer en un aislamiento diplomático o en una mayor desestabilización interna. La búsqueda de Armenia por redefinir su lugar en el mundo, mientras lidia con un gobierno cada vez más impopular y una creciente pobreza, marcará su futuro en los próximos años, teniendo este año 2025 un año bisagra para avanzar en las definiciones internacionales.
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